lunes, 29 de mayo de 2017

La Guitarra

LOS ORIGENES DE LA GUITARRA
El origen y formación de la guitarra española es un tema misterioso y complejo sobre el que han investigado numerosos expertos durante el último siglo. No obstante, la escasez de pruebas documentales y de datos históricos concretos ha impedido hasta el momento determinar con absoluta certeza cuándo o dónde se produce el nacimiento de la guitarra, de qué instrumento proviene o quiénes fueron sus creadores.
Como punto de partida en la historia de la guitarra es necesario remontarse a las antiguas civilizaciones de Oriente Medio. En la mayoría de los pueblos que habitaron la zona desde siglos anteriores al nacimiento de Cristo (babilonios, sumerios, caldeos, asirios, hititas, hebreos, egipcios,...), el uso de instrumentos musicales de cuerda era bastante habitual y aunque se trataba de modelos primitivos construidos con palos, cuerdas de tripa y caparazones de animales, muchos de ellos pueden ser considerados como antepasados de los que serán comunes en Europa durante la Edad Media, una vez que romanos, griegos y árabes los asimilaran, transformaran e introdujeran en el continente.
Entre los instrumentos que surgieron en Europa en el periodo medieval se encuentra el instrumento conocido ya en varios países como guitarra, aunque no con la forma que nosotros conocemos en la actualidad. El modelo de guitarra actual, la guitarra clásica o española, nació según la mayoría de los investigadores en los reinos hispánicos hacia el siglo XIV. Ahora bien, las divergencias se encuentran a la hora de señalar por qué camino llegó la guitarra a la Península Ibérica, cuál fue su antecedente más directo como instrumento y sobre todo, a qué pueblos o culturas hay que atribuir su creación.
Básicamente, las teorías sobre la cuestión se pueden agrupar en dos líneas: la que mantiene que el instrumento proviene de las formas musicales grecolatinas y cristianas que llegaron a la Península Ibérica por el sur de Europa y la que afirma por el contrario que la guitarra procede de las culturas árabes y musulmanas que entraron en la Península por el norte de Africa: La primera hipótesis sostiene que la guitarra española desciende originalmente de la kithara, instrumento habitual en los pueblos de Oriente Medio que fue importado en Europa por los griegos y que llevaron a la Península Ibérica los romanos con el nombre latino de cítara. A pesar de que el modelo primitivo de kitharah es más parecido a la lira que a la guitarra (ver ilustración), los defensores de esta teoría aseguran que en la época romana se difundió por Europa un nuevo modelo de cítara con caja de resonancia y mástil (1), que sería el que derivó en los reinos hispanos cristianos de la Edad Media en otros instrumentos como la cítola, la guitarra latina o la vihuela (ver siguientes capítulos), a los que se considera precedentes directos de la guitarra española.
La segunda teoría, por el contrario, defiende que el remoto antepasado de la guitarra española no es la citada kitharah, sino el laúd, que llegó a la Península Ibérica por medio de los árabes. El laúd era otro de los instrumentos comunes en los pueblos de Oriente Medio que alcanzó su mayor desarrollo en las culturas egipcia y persa, aunque fueron los árabes los que asimilaron el instrumento como propio, con el nombre de al-ud, y lo introdujeron en Europa en el siglo VIII d.C. al invadir la Península Ibérica. Y según afirman los seguidores de esta teoría, durante la larga presencia musulmana en esta tierra, sobre todo en la mitad sur, surgieron nuevos instrumentos semejantes al laúd como la mandora o la guitarra morisca, que pueden ser calificados como antepasados cercanos de la guitarra. Entre ellos, el precedente más directo sería la guitarra morisca, a la que los musulmanes hispanos denominaban qitar.
Cualquiera de estas dos teorías podría ser aceptada como válida, pero a fin de cuentas, lo que nos va a dar la clave del surgimiento de la guitarra es el contexto histórico y cultural en el que se produce. Es decir, si tenemos en cuenta que a lo largo de la mayor parte del periodo medieval en el que se formó la guitarra reinos cristianos y musulmanes se disputaron el territorio de la Península Ibérica, y que esa larga y obligada convivencia provocó una constante mezcolanza de población y culturas, parece lógico pensar que la guitarra, más que un instrumento musical de raíces únicamente europeas o árabes, debe ser considerado como un instrumento que nació en la Edad Media como consecuencia del contacto, intercambio y mutua influencia de las culturas hispano-cristiana e hispanomusulmana, sin olvidar la influencia de la música de la población de origen judío.
Asignar por tanto la paternidad del instrumento a uno u otro pueblo o cultura no sería justo ni exacto, porque si bien es cierto que el desarrollo físico de la guitarra española parece apuntar hacia la guitarra latina y la vihuela, usados principalmente en los reinos cristianos, como sus precedentes más directos, no es menos cierto que la cultura hispano-musulmana ejerció un peso importante en la conformación de la música española y sus instrumentos.





EL NACIMIENTO DE LA GUITARRA ESPAÑOLA
En principio, el hecho fundamental para que la guitarra progresara musicalmente fue la incorporación al instrumento de una quinta cuerda en el siglo XVI, lo que le otorgó unas mayores posibilidades artísticas. Se trataba de una quinta cuerda aguda, situada por debajo de las cuatro órdenes dobles anteriores. Durante mucho tiempo se atribuyó su implantación al escritor español Vicente Espinel, amigo íntimo de Miguel de Cervantes y gran aficionado al instrumento, pero posteriormente se desechó esta teoría, si bien es cierto que su labor en pro de la guitarra fue bastante importante en la época. Lo que sí está comprobado es que las guitarras de cuatro y cinco órdenes convivieron durante gran parte del siglo XVI y prueba de ello es que los vihuelistas Mudarra y Fuenllana y algunos guitarristas franceses como Adrian Leroy y Robert Ballard incluyeron composiciones para ambas guitarras en algunas de sus obras.
De cualquier forma, cuando surgieron las primeras formas modernas de la guitarra en el siglo XV, el instrumento era utilizado en España sobre todo por el pueblo llano para acompañar canciones y bailes con acordes rasgueados, pero a partir de mediados del siglo XVI, cuando la guitarra de cinco órdenes comenzaba a despuntar sobre la de cuatro, el popular uso se extendió entre la aristocracia española, y como vimos anteriormente, acabaría por desplazar a la vihuela de los salones cortesanos. Al poco tiempo, la moda española del rasgueado atrajo también la atención de la aristocracia europea, y desde principios del siglo XVII la nueva guitarra de cinco órdenes conocerá un éxito extraordinario en países como Francia, Italia o Inglaterra, donde se convertirá en la estrella principal de fiestas y reuniones sociales. Y aunque la guitarra ya era conocida y utilizada en algunos de estos países, será a partir de entonces cuando el instrumento comience a ser conocido por los músicos de todo el continente con el nombre de guitarra española. La guitarra de cinco órdenes estaba afinada como actualmente (LA, RE, SOL, SI, MI), a falta de la incorporación del bordón grave superior, afinado en MI, que se añadiría a finales del siglo XVIII.
Finalmente, la guitarra de cinco órdenes se impuso como modelo estándar en toda Europa y las guitarras de cuatro órdenes desaparecieron por completo del panorama musical. Pero como es difícil señalar el momento en que la guitarra de cinco órdenes se convirtió oficialmente en la recién nacida guitarra española, se suele dar como referencia histórica más aproximada la publicación en 1596, por el médico y músico catalán Joan Carles i Amat (Monistrol de Monserrat 1572-1642), del primer tratado sobre el instrumento: "Guitarra española de cinco órdenes, la qual enseña de templar y tañer rasgado,...". La obra de Amat, un texto práctico y sencillo en el que se explicaban las posiciones de los acordes básicos para el rasgueo, fue la primera en divulgar la técnica de la guitarra española de cinco órdenes y obtuvo un éxito tan extraordinario en Europa entre los aficionados al instrumento, que el autor se vio obligado a publicar varias ediciones en años posteriores.


LA GUITARRA BARROCA
Durante el siglo XVII, aprovechando su arrollador auge como acompañante de canciones y danzas cortesanas, la nueva guitarra española se convertirá en un instrumento habitual en los círculos musicales de toda Europa y será a partir de entonces cuando comience a progresar realmente. A pesar de que la moda del rasgueado era un uso técnicamente limitado que provocó el rechazo de los músicos cultos, su popularidad en la época contribuyó a despertar el interés por el estudio y aprendizaje de la guitarra y a que poco a poco se fueran explorando nuevas posibilidades artísticas. De esta forma, tras el pionero tratado de Amat, se publicarán desde principios del siglo XVII un gran número de tratados sobre guitarra en los que, además del rasgueado, se irá definiendo la técnica de otros estilos como el punteado o el estilo mixto, en el que se combinaba rasgueado y punteado. Las obras más importantes en este sentido serán las de los españoles Luis de Brizeño, Lucas Ruiz de Ribayaz y Francisco Guerau (su "Poema harmónico" es de una gran belleza), la del portugués Doizi de Velasco y las de los italianos Girolamo Montesardo (primero en utilizar la tablatura en sus publicaciones) y Paolo Foscarini.
En principio, las composiciones para guitarra española estaban aún condicionadas por su vinculación a las danzas y el uso rítmico del instrumento, pero poco a poco, los conocimientos heredados de la vihuela, especialmente en el uso del punteado, favorecerán la aparición de obras con mayor complejidad artística. No en vano, con objeto de responder a las crecientes exigencias musicales de la guitarra, los compositores españoles e italianos adoptaron el sistema de tablatura por cifra utilizado por los vihuelistas para la notación musical, añadiendo letras para señalar los acordes rasgueados, si bien en otros países como Francia e Inglaterra el mismo sistema presentaba algunas diferencias: se utilizaban letras en vez de cifras para las notas y las cuerdas se dibujaban en orden inverso al caso español e italiano. La obra para guitarra más brillante del periodo musical barroco fue sin duda la "Instrucción de música sobre guitarra española" (1674), del guitarrista español formado en Italia GASPAR SANZ (Calanda,Teruel 1640-Madrid 1710), una obra que contenía una gran variedad de danzas populares y que significó el primer empujón serio para la consideración de la guitarra en los ambientes cultos.
Pero aunque en España existían en la época grandes artistas y estudiosos del instrumento, la mayor actividad guitarrística en el siglo XVII tuvo lugar en otros países como Francia y sobre todo Italia, que se había convertido en el centro musical europeo desde el Renacimiento. No en vano, los más importantes guitarristas españoles de la época se formaron en Italia. A diferencia de España, donde la guitarra fue relegada en principio al uso popular y oscurecida por la técnica de la vihuela, en Francia e Italia el instrumento ya fue utilizado por músicos cortesanos desde principios del siglo XVI, y se publicaron en estos países las primeras obras para guitarra de cuatro y cinco órdenes con cierta presencia del punteado. Y con el auge de la guitarra en el siglo XVII, los músicos franceses e italianos siguieron contribuyendo al progreso artístico del instrumento, aunque en la mayoría de los casos con la referencia de las innovaciones y los conocimientos que llegaban desde España, y aplicando al desarrollo del estilo punteado la obra de los vihuelistas. Es de sobra conocido, por ejemplo, que la guitarra fue el instrumento favorito del rey francés Luis XIV y que intérpretes como JeanBaptiste Lully y Robert de Visée (1650-1725) alcanzaron una enorme reputación social en la música del país. Y en Italia, donde la guitarra española convivía con la chitarra battente, el número de guitarristas y aficionados al instrumento fue extraordinario en la época, con figuras de la talla de Giovanni Granatta, Ludovico Roncalli y sobre todo FRANCESCO CORBETTA (1615-1685), maestro del citado Robert de Visée y considerado por el propio Gaspar Sanz como "el mejor de todos los guitarristas".
Por otra parte, la enorme popularidad de la guitarra en las Cortes y salones aristócratas de muchos países europeos durante el Barroco motivó que los instrumentos de la época fueran decorados de manera considerablemente recargada, a imitación de la vihuela renacentista o las guitarras Rizzio y battente. Aunque se seguían fabricando modelos más modestos para los aficionados del pueblo llano, en las guitarras cortesanas era corriente la decoración con filigranas de oro y adornos de nácar y marfil por todo el instrumento y que la boca se cubriera con un rosetón minuciosamente labrado. Por todo ello, muchos violeros, encargados por entonces de la construcción de las guitarras (1), consiguieron una notable fama en Europa, y entre ellos despuntaron artesanos como el francés Alexander Voboam o los alemanes Joachim Tielke y Jacobus Stadler, lo que demuestra que, aunque en Alemania la influencia italiana hizo que la mayoría de las guitarras se construyeran con el fondo curvo al estilo de la guitarra battente, la guitarra dejaba de ser un instrumento únicamente latino y comenzaba a ser habitual en otras latitudes del continente.
De cualquier forma, a pesar de su creciente difusión en los ambientes aristocráticos europeos, la guitarra no será aceptada de momento en la música de cámara y concierto, y mucho menos en la religiosa, por considerarla los músicos académicos de la época como un mero acompañante de danzas cortesanas sin categoría para la música polifónica. La invasión musical italiana imponía cada vez con mayor fuerza sus formas orquestales entre la aristocracia europea, con el predominio instrumental del clave (precedente del piano) y los violines, y la guitarra quedó relegada a su intrascendente papel en fiestas y veladas cortesanas y burguesas, o en el caso español, a su participación en obras teatrales como la zarzuela, el sainete, la tonadilla y algunas obras religiosas abiertas al pueblo como eran los autos sacramentales.


CAMBIOS EN LA FISONOMÍA DE LA GUITARRA
Los cambios más trascendentes afectaron sobre todo a las cuerdas:
• por un lado se añadió finalmente una sexta cuerda al instrumento, el definitivo bordón grave,
• y por otro se sustituyeron los órdenes dobles por órdenes simples (con una sola cuerda) (1), con lo que la guitarra de seis cuerdas comenzará a generalizarse como modelo estándar entre los guitarristas. Además se utilizó a partir de entonces el hilo de seda entorchado de metal para las cuerdas graves.
Pero además de los cambios en las cuerdas, durante el siglo XVIII tuvieron lugar otras importantes innovaciones en la construcción de la guitarra como fueron:
• el aumento del tamaño del instrumento,
 • el estrechamiento de las escotaduras de la caja,
• la eliminación de los elementos decorativos innecesarios como el rosetón en la boca y otros adornos,
• la implantación del clavijero mecánico y del diapasón con trastes fijos, • la extensión de los trastes hasta la boca de la guitarra (hasta entonces eran móviles y se ataban al mástil con cuerdas),
• la utilización de maderas de primera calidad
• y por último, la introducción de varas de refuerzo en el interior de la caja de la guitarra para una mejor distribución del sonido.

• Por supuesto, todas estas innovaciones no se extendieron al mismo tiempo en toda Europa, ni siquiera entre los propios guitarreros de un mismo país, sino que fueron difundiéndose a medida que transcurría el siglo XVIII, e incluso en algunos casos, hasta bien entrado el siglo XIX.

Hecho por: Alba, Manuel, Roberto Y Azucena

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