LOS ORIGENES DE LA GUITARRA
El origen y formación de la guitarra española es un tema
misterioso y complejo sobre el que han investigado numerosos expertos durante
el último siglo. No obstante, la escasez de pruebas documentales y de datos
históricos concretos ha impedido hasta el momento determinar con absoluta
certeza cuándo o dónde se produce el nacimiento de la guitarra, de qué
instrumento proviene o quiénes fueron sus creadores.
Como punto de partida en la historia de la guitarra es
necesario remontarse a las antiguas civilizaciones de Oriente Medio. En la
mayoría de los pueblos que habitaron la zona desde siglos anteriores al
nacimiento de Cristo (babilonios, sumerios, caldeos, asirios, hititas, hebreos,
egipcios,...), el uso de instrumentos musicales de cuerda era bastante habitual
y aunque se trataba de modelos primitivos construidos con palos, cuerdas de
tripa y caparazones de animales, muchos de ellos pueden ser considerados como
antepasados de los que serán comunes en Europa durante la Edad Media, una vez
que romanos, griegos y árabes los asimilaran, transformaran e introdujeran en
el continente.
Entre los instrumentos que surgieron en Europa en el periodo
medieval se encuentra el instrumento conocido ya en varios países como
guitarra, aunque no con la forma que nosotros conocemos en la actualidad. El
modelo de guitarra actual, la guitarra clásica o española, nació según la
mayoría de los investigadores en los reinos hispánicos hacia el siglo XIV.
Ahora bien, las divergencias se encuentran a la hora de señalar por qué camino
llegó la guitarra a la Península Ibérica, cuál fue su antecedente más directo
como instrumento y sobre todo, a qué pueblos o culturas hay que atribuir su
creación.
Básicamente, las teorías sobre la cuestión se pueden agrupar
en dos líneas: la que mantiene que el instrumento proviene de las formas
musicales grecolatinas y cristianas que llegaron a la Península Ibérica por el
sur de Europa y la que afirma por el contrario que la guitarra procede de las
culturas árabes y musulmanas que entraron en la Península por el norte de
Africa: La primera hipótesis sostiene que la guitarra española desciende
originalmente de la kithara, instrumento habitual en los pueblos de Oriente
Medio que fue importado en Europa por los griegos y que llevaron a la Península
Ibérica los romanos con el nombre latino de cítara. A pesar de que el modelo
primitivo de kitharah es más parecido a la lira que a la guitarra (ver
ilustración), los defensores de esta teoría aseguran que en la época romana se
difundió por Europa un nuevo modelo de cítara con caja de resonancia y mástil
(1), que sería el que derivó en los reinos hispanos cristianos de la Edad Media
en otros instrumentos como la cítola, la guitarra latina o la vihuela (ver
siguientes capítulos), a los que se considera precedentes directos de la
guitarra española.
La segunda teoría, por el contrario, defiende que el remoto
antepasado de la guitarra española no es la citada kitharah, sino el laúd, que
llegó a la Península Ibérica por medio de los árabes. El laúd era otro de los
instrumentos comunes en los pueblos de Oriente Medio que alcanzó su mayor
desarrollo en las culturas egipcia y persa, aunque fueron los árabes los que
asimilaron el instrumento como propio, con el nombre de al-ud, y lo introdujeron
en Europa en el siglo VIII d.C. al invadir la Península Ibérica. Y según
afirman los seguidores de esta teoría, durante la larga presencia musulmana en
esta tierra, sobre todo en la mitad sur, surgieron nuevos instrumentos
semejantes al laúd como la mandora o la guitarra morisca, que pueden ser
calificados como antepasados cercanos de la guitarra. Entre ellos, el
precedente más directo sería la guitarra morisca, a la que los musulmanes
hispanos denominaban qitar.
Cualquiera de estas dos teorías podría ser aceptada como
válida, pero a fin de cuentas, lo que nos va a dar la clave del surgimiento de
la guitarra es el contexto histórico y cultural en el que se produce. Es decir,
si tenemos en cuenta que a lo largo de la mayor parte del periodo medieval en
el que se formó la guitarra reinos cristianos y musulmanes se disputaron el
territorio de la Península Ibérica, y que esa larga y obligada convivencia
provocó una constante mezcolanza de población y culturas, parece lógico pensar
que la guitarra, más que un instrumento musical de raíces únicamente europeas o
árabes, debe ser considerado como un instrumento que nació en la Edad Media
como consecuencia del contacto, intercambio y mutua influencia de las culturas
hispano-cristiana e hispanomusulmana, sin olvidar la influencia de la música de
la población de origen judío.
Asignar por tanto la paternidad del instrumento a uno u otro
pueblo o cultura no sería justo ni exacto, porque si bien es cierto que el
desarrollo físico de la guitarra española parece apuntar hacia la guitarra
latina y la vihuela, usados principalmente en los reinos cristianos, como sus
precedentes más directos, no es menos cierto que la cultura hispano-musulmana
ejerció un peso importante en la conformación de la música española y sus
instrumentos.
EL NACIMIENTO DE LA GUITARRA ESPAÑOLA
En principio, el hecho fundamental para que la guitarra
progresara musicalmente fue la incorporación al instrumento de una quinta
cuerda en el siglo XVI, lo que le otorgó unas mayores posibilidades artísticas.
Se trataba de una quinta cuerda aguda, situada por debajo de las cuatro órdenes
dobles anteriores. Durante mucho tiempo se atribuyó su implantación al escritor
español Vicente Espinel, amigo íntimo de Miguel de Cervantes y gran aficionado
al instrumento, pero posteriormente se desechó esta teoría, si bien es cierto
que su labor en pro de la guitarra fue bastante importante en la época. Lo que
sí está comprobado es que las guitarras de cuatro y cinco órdenes convivieron
durante gran parte del siglo XVI y prueba de ello es que los vihuelistas
Mudarra y Fuenllana y algunos guitarristas franceses como Adrian Leroy y Robert
Ballard incluyeron composiciones para ambas guitarras en algunas de sus obras.
De cualquier forma, cuando surgieron las primeras formas
modernas de la guitarra en el siglo XV, el instrumento era utilizado en España
sobre todo por el pueblo llano para acompañar canciones y bailes con acordes
rasgueados, pero a partir de mediados del siglo XVI, cuando la guitarra de
cinco órdenes comenzaba a despuntar sobre la de cuatro, el popular uso se
extendió entre la aristocracia española, y como vimos anteriormente, acabaría
por desplazar a la vihuela de los salones cortesanos. Al poco tiempo, la moda
española del rasgueado atrajo también la atención de la aristocracia europea, y
desde principios del siglo XVII la nueva guitarra de cinco órdenes conocerá un
éxito extraordinario en países como Francia, Italia o Inglaterra, donde se
convertirá en la estrella principal de fiestas y reuniones sociales. Y aunque
la guitarra ya era conocida y utilizada en algunos de estos países, será a
partir de entonces cuando el instrumento comience a ser conocido por los
músicos de todo el continente con el nombre de guitarra española. La guitarra
de cinco órdenes estaba afinada como actualmente (LA, RE, SOL, SI, MI), a falta
de la incorporación del bordón grave superior, afinado en MI, que se añadiría a
finales del siglo XVIII.
Finalmente, la guitarra de cinco órdenes se impuso como
modelo estándar en toda Europa y las guitarras de cuatro órdenes desaparecieron
por completo del panorama musical. Pero como es difícil señalar el momento en
que la guitarra de cinco órdenes se convirtió oficialmente en la recién nacida
guitarra española, se suele dar como referencia histórica más aproximada la
publicación en 1596, por el médico y músico catalán Joan Carles i Amat
(Monistrol de Monserrat 1572-1642), del primer tratado sobre el instrumento:
"Guitarra española de cinco órdenes, la qual enseña de templar y tañer
rasgado,...". La obra de Amat, un texto práctico y sencillo en el que se
explicaban las posiciones de los acordes básicos para el rasgueo, fue la
primera en divulgar la técnica de la guitarra española de cinco órdenes y
obtuvo un éxito tan extraordinario en Europa entre los aficionados al
instrumento, que el autor se vio obligado a publicar varias ediciones en años
posteriores.
LA GUITARRA BARROCA
Durante el siglo XVII, aprovechando su arrollador auge como
acompañante de canciones y danzas cortesanas, la nueva guitarra española se convertirá
en un instrumento habitual en los círculos musicales de toda Europa y será a
partir de entonces cuando comience a progresar realmente. A pesar de que la
moda del rasgueado era un uso técnicamente limitado que provocó el rechazo de
los músicos cultos, su popularidad en la época contribuyó a despertar el
interés por el estudio y aprendizaje de la guitarra y a que poco a poco se
fueran explorando nuevas posibilidades artísticas. De esta forma, tras el
pionero tratado de Amat, se publicarán desde principios del siglo XVII un gran
número de tratados sobre guitarra en los que, además del rasgueado, se irá
definiendo la técnica de otros estilos como el punteado o el estilo mixto, en
el que se combinaba rasgueado y punteado. Las obras más importantes en este
sentido serán las de los españoles Luis de Brizeño, Lucas Ruiz de Ribayaz y
Francisco Guerau (su "Poema harmónico" es de una gran belleza), la
del portugués Doizi de Velasco y las de los italianos Girolamo Montesardo
(primero en utilizar la tablatura en sus publicaciones) y Paolo Foscarini.
En principio, las composiciones para guitarra española
estaban aún condicionadas por su vinculación a las danzas y el uso rítmico del
instrumento, pero poco a poco, los conocimientos heredados de la vihuela,
especialmente en el uso del punteado, favorecerán la aparición de obras con
mayor complejidad artística. No en vano, con objeto de responder a las
crecientes exigencias musicales de la guitarra, los compositores españoles e
italianos adoptaron el sistema de tablatura por cifra utilizado por los
vihuelistas para la notación musical, añadiendo letras para señalar los acordes
rasgueados, si bien en otros países como Francia e Inglaterra el mismo sistema
presentaba algunas diferencias: se utilizaban letras en vez de cifras para las
notas y las cuerdas se dibujaban en orden inverso al caso español e italiano.
La obra para guitarra más brillante del periodo musical barroco fue sin duda la
"Instrucción de música sobre guitarra española" (1674), del
guitarrista español formado en Italia GASPAR SANZ (Calanda,Teruel 1640-Madrid
1710), una obra que contenía una gran variedad de danzas populares y que
significó el primer empujón serio para la consideración de la guitarra en los
ambientes cultos.
Pero aunque en España existían en la época grandes artistas
y estudiosos del instrumento, la mayor actividad guitarrística en el siglo XVII
tuvo lugar en otros países como Francia y sobre todo Italia, que se había
convertido en el centro musical europeo desde el Renacimiento. No en vano, los
más importantes guitarristas españoles de la época se formaron en Italia. A
diferencia de España, donde la guitarra fue relegada en principio al uso
popular y oscurecida por la técnica de la vihuela, en Francia e Italia el
instrumento ya fue utilizado por músicos cortesanos desde principios del siglo
XVI, y se publicaron en estos países las primeras obras para guitarra de cuatro
y cinco órdenes con cierta presencia del punteado. Y con el auge de la guitarra
en el siglo XVII, los músicos franceses e italianos siguieron contribuyendo al
progreso artístico del instrumento, aunque en la mayoría de los casos con la
referencia de las innovaciones y los conocimientos que llegaban desde España, y
aplicando al desarrollo del estilo punteado la obra de los vihuelistas. Es de
sobra conocido, por ejemplo, que la guitarra fue el instrumento favorito del
rey francés Luis XIV y que intérpretes como JeanBaptiste Lully y Robert de
Visée (1650-1725) alcanzaron una enorme reputación social en la música del
país. Y en Italia, donde la guitarra española convivía con la chitarra
battente, el número de guitarristas y aficionados al instrumento fue
extraordinario en la época, con figuras de la talla de Giovanni Granatta,
Ludovico Roncalli y sobre todo FRANCESCO CORBETTA (1615-1685), maestro del
citado Robert de Visée y considerado por el propio Gaspar Sanz como "el
mejor de todos los guitarristas".
Por otra parte, la enorme popularidad de la guitarra en las
Cortes y salones aristócratas de muchos países europeos durante el Barroco motivó
que los instrumentos de la época fueran decorados de manera considerablemente
recargada, a imitación de la vihuela renacentista o las guitarras Rizzio y
battente. Aunque se seguían fabricando modelos más modestos para los
aficionados del pueblo llano, en las guitarras cortesanas era corriente la
decoración con filigranas de oro y adornos de nácar y marfil por todo el
instrumento y que la boca se cubriera con un rosetón minuciosamente labrado.
Por todo ello, muchos violeros, encargados por entonces de la construcción de
las guitarras (1), consiguieron una notable fama en Europa, y entre ellos
despuntaron artesanos como el francés Alexander Voboam o los alemanes Joachim
Tielke y Jacobus Stadler, lo que demuestra que, aunque en Alemania la
influencia italiana hizo que la mayoría de las guitarras se construyeran con el
fondo curvo al estilo de la guitarra battente, la guitarra dejaba de ser un
instrumento únicamente latino y comenzaba a ser habitual en otras latitudes del
continente.
De cualquier forma, a pesar de su creciente difusión en los
ambientes aristocráticos europeos, la guitarra no será aceptada de momento en
la música de cámara y concierto, y mucho menos en la religiosa, por
considerarla los músicos académicos de la época como un mero acompañante de
danzas cortesanas sin categoría para la música polifónica. La invasión musical
italiana imponía cada vez con mayor fuerza sus formas orquestales entre la
aristocracia europea, con el predominio instrumental del clave (precedente del
piano) y los violines, y la guitarra quedó relegada a su intrascendente papel
en fiestas y veladas cortesanas y burguesas, o en el caso español, a su
participación en obras teatrales como la zarzuela, el sainete, la tonadilla y
algunas obras religiosas abiertas al pueblo como eran los autos sacramentales.
CAMBIOS EN LA FISONOMÍA DE LA
GUITARRA
Los cambios más trascendentes afectaron sobre todo a las
cuerdas:
• por un lado se añadió finalmente una sexta cuerda al
instrumento, el definitivo bordón grave,
• y por otro se sustituyeron los órdenes dobles por órdenes
simples (con una sola cuerda) (1), con lo que la guitarra de seis cuerdas
comenzará a generalizarse como modelo estándar entre los guitarristas. Además
se utilizó a partir de entonces el hilo de seda entorchado de metal para las
cuerdas graves.
Pero además de los cambios en las cuerdas, durante el siglo
XVIII tuvieron lugar otras importantes innovaciones en la construcción de la
guitarra como fueron:
• el aumento del tamaño del instrumento,
• el estrechamiento
de las escotaduras de la caja,
• la eliminación de los elementos decorativos innecesarios
como el rosetón en la boca y otros adornos,
• la implantación del clavijero mecánico y del diapasón con
trastes fijos, • la extensión de los trastes hasta la boca de la guitarra
(hasta entonces eran móviles y se ataban al mástil con cuerdas),
• la utilización de maderas de primera calidad
• y por último, la introducción de varas de refuerzo en el
interior de la caja de la guitarra para una mejor distribución del sonido.
• Por supuesto, todas estas innovaciones no se extendieron
al mismo tiempo en toda Europa, ni siquiera entre los propios guitarreros de un
mismo país, sino que fueron difundiéndose a medida que transcurría el siglo
XVIII, e incluso en algunos casos, hasta bien entrado el siglo XIX.
Hecho por: Alba, Manuel, Roberto Y Azucena
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